Hoy en día, la información sobre muchos temas específicos y generales pueden ser accesibles con el uso de cualquier método electrónico, en las materias que queremos ver y en lo que necesitamos ver. Sin duda, las oportunidades para obtener tal información han abierto puertas para muchos y han lanzado a otros a un mayor progreso, pero el camino ha llevado a todos los usuarios al escollo de la manipulación y la perdida de identidad. Lo que nos falta hoy en día no es si lo que buscamos es correcto, si no si entendemos lo que estamos buscando y lo que encontramos. Para entender lo de afuera, tenemos que entender lo de adentro.
El entendimiento no se hace nomas con hechos, sin no con algo que todos los humanos tenemos: emociones. Como un estudiante dispuesto a entender en una clase de ciencias y matemáticas, en comparación a un genio de física que le aburre la critica del arte, la base de la comprensión se deriva de la pasión, obligación y dedicación a lo que se quiere lograr.
La base para lograr este estado de entendimiento no se puede encontrar en libros, revistas, clases o blogs personales de personas “influyentes” que solo venden lo que sus seguidores quieren oír, si no del arte y la fantasía de artistas y escritores que han echo lo imposible de sentir, comprender y poner en un medio sentimientos que no se puede decir con solo una palabra o imagen.
Este modo de entendimiento no es nada revolucionario, ni nada nuevo. Las instrucciones humanas se pueden encontrar en los tiempos de antes, más notablemente en las fábulas, la mitología griega y otros cuentos que se hallan en diversas culturas. Los dioramas de diversos arquetipos se han impreso en nuestras formas de narración e interpretación, dando paso a fenómenos que antes no se podían entender con los recursos limitados.
Puede ser que, con nuestros avances hacia la tecnología superior e inteligente, ya no se necesiten de mitos para explicar las ocurrencias del mundo. Pero el ser humano no es tan torpe, si no avanzando en su propia revolución de arte y literatura moderna para revelar lo que la tecnología no puede analizar: el comportamiento humano.
Todos buscan tener la razón a los argumentos que se enfrentan, sin pensar de lo que queda más allá de lo que es, sin critica o pensamiento. La identificación de un tema por sí mismo es la victoria de un argumento en la mayoría de las personas de hoy en día. Esto viene de individuos o fuentes de información que dicen tener algo concreto, pero no correcto en el sentido de la situación o problema, solo usando el hecho de una declaración como su única fuente de credibilidad. Alguien te puede decir que el cielo es azul, pero eso depende del tiempo del día o como es el clima. El cielo si es azul, sin duda, ¿pero en qué perspectiva? ¿Al tardecer? ¿Por la noche? ¿Ayer? ¿Mañana? ¿Hace cien mil años? ¿O cien mil años en el futuro? Para reforzar una creencia, tenemos que saber lo que se pregunta, lo que se busca, y la respuesta que se encuentra.
Nuestra sociedad nos hacer ver nuestras emociones como una carga que ellos toman de nosotros, lo afilan y lo usan contra nosotros para lograr sus mercadotecnias. Toda emoción buena y mala, desde un movimiento político hasta el simple hecho de vender una prenda de marca, se vende con un precio emocional. Con eso, la fantasía en términos de arte y literatura moderna que nos hace sentir se ve como materiales corrientes que solo tiene la función de entretenimiento.
Estamos enseñando que el arte, y la información para el público con el pasar del tiempo, no tiene nada de valor sin el valor monetario en multitud. Que la personalidad y perspectiva individual no se mezcla con la información que consumimos en el día a día.
En eso consiste el arte y la fantasía, la clave que nos pone a pensar en lo que sentimos y que luego aplicamos en otras situaciones. Nuestro ser verdadero no viene de lo que aprendemos, si no de las experiencias que nos dictan cómo reaccionar. Pero ya con las redes sociales y corrientes radicales, cualquier extranjero de la causa de grupos divididos resulta excluido por esos mismos grupos que lo aíslan sin remordimiento, causando que el individuo sea presionado a elegir equipos y representantes de otro modo quedará en un lugar de prejuicio. Estamos tan dispuestos a encontrar una identidad afuera de nosotros que nos olvidamos de nuestra persona y pensamiento interior.
Tal como los temas presentados en ciertas películas, como el remordimiento en Magnolia o la fuerza del amor en Como agua para chocolate,los medios nunca guían explícitamente a lo que es el tema principal, ni tampoco como se debe de dirigir para entenderlo. Ya cuando se obtiene la madurez, se tiene la oportunidad de entender los temas más complejos y la persona se abre a una perspectiva más amplia en cualquier tema, lectura, discurso o análisis que se le presente. El individuo empieza a ver el mundo desde una nueva forma de entendimiento que le retribuye a su racionamiento.
Las noticias que antes parecían excitantes de políticos y celebridades ya parecen banales a comparación a la información digna de mención. Con el entendimiento viene el control, y con el control viene el racionamiento, y con el racionamiento viene el pensamiento crítico.
A pesar de lo complicado que se presenta en esta situación, al final del día, la naturaleza humana funciona así. No somos maquinas que le puedes dar instrucciones y esperar resultados inmediatos. Somos de carne, hueso y sentimiento, con una puerta entreabierta a la introspección de la conciencia.
Opinión: El uso de la fantasía en nuestra época
December 30, 2022
0
Donate to The Battalion
Your donation will support the student journalists of Texas A&M University - College Station. Your contribution will allow us to purchase equipment and cover our annual website hosting costs.